El Panamera nació en 2009 como la berlina deportiva de la marca alemana. El próximo mes de agosto, dos años y cinco versiones después -incluida una híbrida-, se pondrá a la venta su primera variante diesel que, equipada con el motor 3.0 TDI proveniente de Audi, se convierte en la versión de acceso a la gama Panamera. De entrada, promete un consumo récord para cualquier Porsche -6,5/100 km- pero… ¿es lo suficientemente deportiva como para llevar ese apellido?
Tras el lanzamiento de la versión diesel del Cayenne, en marzo de 2009, muchos amantes del automóvil se llevaron las manos a la cabeza: ¡Porsche se había pasado al diesel! Dos años después, la versión de gasóleo del este todo terreno ha supuesto un éxito de ventas y de hecho, en España, supone el 30% del total de las matriculaciones de la marca. Por eso, en Porsche han decidido lanzar un nuevo modelo de gasóleo, ahora sobre su segundo modelo más vendido.
El proceso ha sido muy sencillo y, de hecho, como ya hicieron en el Cayenne, sus ingenieros han vuelto a tomar como base mecánica el bloque 3.0 TDI -que Audi lleva casi una década usando en sus A6, A7, A8 , Q5 y Q7- y han retocado su gestión electrónica, su sistema de admisión y de escape para ganar 5 CV ‘extra’ y alcanzar así la cifra mágica de 250 CV. Acoplado a una moderna caja automática secuencial de ocho marchas, este bloque es capaz de lanzar al Panamera hasta los 242 km/h -sólo 17 km menos que el Panamera V6 de 300 CV-, y alcanzar los 100 km desde parado en sólo 6,8 seg -sólo en 0,6 décimas más que el V6-. Aún así, la cifra más destacada del último Porsche, que incluye de serie sistema Start/Stop, es su consumo oficial: 6,5 l/100 km que puede llegar a reducirse hasta los 6,3 l si, en opción, y por 2.044 euros, se montan -sobre unas llantas de 19”, de serie, el Panamera Diesel incluye de 18”-, unos neumáticos Michelin Pilot Sport de bajo indice de rozamiento.
El Panamera Diesel se distingue muy poco de sus ‘hermanos’ de gasolina. Por fuera, esta berlina de 4,97 m de largo sólo se caracteriza por las siglas ‘diesel’ que adornas las dos aletas delanteras -y que la marca ofrece quitar sin sobreprecio- y porque las tomas de aire delanteras exteriores van abiertas -en las versiones gasolina, van cerradas-. Éstas son precisamente las culpables de que el Cx de esta versión sea ligerísimamente superior a los Panamera gasolina: 0,30 frente a 0,29. Una vez en el interior, y si no arrancas el coche, sólo el cuentavueltas, cuya zona roja arranca a partir de las 4.500, delata su peculiar motorización.
Por lo demás, el Panamera Diesel mantiene la intachable calidad de acabados de sus hermanos de gama y puede ir igual de equipado que cualquiera de ellos… De serie ya incluye 10 airbags -incluidos dos de rodilla-, climatizador bizona, limpiaparabrisas y faros automáticos, equipo de Audio MP3 con 10 altavoces, tapicería en cuero y tela… pero hay que pagar aparte elementos como el navegador -3.373 euros-, los faros bixenon -1.137 euros- o el manos libres Bluetooth -562 euros-. Entre las opciones más refinadas destacan la suspensión adaptativa -3.756 euros-, las llantas de 20” -hasta 5.046 euros- o un exclusivo equipo de Audio Burmester de 1000 w de potencia -5.097 euros-.
Lo probamos por los alrededores de Sttutgart
Tras girar el interruptor, situado a la izquierda del volante, que arranca su propulsor, lo primero que sorprende del Panamera Diesel es… su sonido. Y es que Porsche ha diseñado un sistema de escape -de dos tramos paralelos y con silenciadores específicos- para obviar el típico sonido de los diesel y hacerlo más deportivo. El resultado es un ruido que, en vez de traqueteo, suena más cercano a un motor V6 de gasolina, aunque más ronco. Ya en marcha, y una vez que te acostumbras a la tremenda anchura del vehículo -1,93 m, que incomoda al circular por ciudad o por carreteras comarcales de doble sentido-, sorprende el empuje del motor, que entrega 550 Nm de par desde sólo 1.750 rpm y que siempre dispone de una reserva de fuerza considerable, y la suavidad y rapidez de la caja de cambios, tanto si la dejas trabajar en modo automático como si la accionas de forma secuencial -el Panamera Diesel incluye pulsadores en el volante de serie-.
Durante el recorrido por Alemania, de 190 km, tuvimos ocasión de alternar tramos de autopista con carreteras comarcales y de montaña. En vías rápidas, este Panamera es donde se encuentra más a gusto, y mantiene velocidad elevadas sin ningún esfuerzo -baste decir que, a 140 km/h, y dados los largos desarrollos del cambio, el motor sólo gira a apenas 2.000 rpm-. Además, debido a la perfecta insonorización y a una suspension firme pero cómoda, el conductor no tiene en ningún momento sensación de velocidad: es más, es fácil encontrarse circulando unos 20 ó 30 km/h por encima de lo que uno cree.
Una vez en carreteras comarcales, el Panamera diesel también se defiende. Y lo hace muy bien… siempre que tengamos en cuenta que conducimos un coche de 1.880 kg de peso -en vacío-. De entrada, sigue la trazada del volante de forma milimétrica e, incluso en curvas lentas, la carrocería apenas se inclina, resultando muy preciso. Eso sí, el peso del conjunto se deja notar y, en conducción rápida, es mejor adelantar unos metros las frenadas para compensar unos frenos a los que les falta algo de mordiente en el primer tramo de recorrido.
Pero… ¿y el consumo? Pues algo lejos de lo prometido, y es que con una conducción alegre y un 30% del recorrido por autovía, nosotros obtuvimos una media de 8,8 l/100 km… mientras que otros compañeros de prensa superaron los 9 l/100. Aún así, no es mala cifra, ya que con un Panamera V6 de gasolina, el gasto medio en el mismo recorrido hubiera superado los 13 l/100.