Peugeot 308 CC | Vizcaya | 5.468
Retenciones kilométricas, controles, multas..., nunca 396 kilómetros se hicieron tan largos.
Cerca de 50.000 hinchas rojiblancos han peregrinado a Madrid para presenciar la final de sus vidas. Imposible emprender un viaje con mayor ilusión. Un viaje corto, cómodo, y a disfrutar del partido, la fiesta... Pero los 396 kilómetros que separan La Catedral de San Mamés del estadio Vicente Calderón nunca habían estado tan lejos. La distancia que debiera superarse en menos de cuatro horas de viaje, sin reventar radares, ha superado las ocho horas en la mayor parte de los desplazamientos, debido a las caravanas de 5 y 10 kilómetros que salpicaron una vía que desde hace meses está ralentizada por labores de asfaltado.
Si el éxodo hacia Rumania para contemplar una cita histórica del equipo que ha maravillado al mundo resultó frustrante, tanto por el resultado como por el maltrato al que se vió sometida la hinchada por las agencias de viaje que cambiaron a su antojo horarios de salida, esta peregrinación, que se presuponía más sencilla, también ha adquirido tintes de epopeya. El desplazamiento masivo arrancó ayer por carretera, porque sólo unos pocos optaron por el avión, y pronto los viajeros se toparon con la realidad de las retenciones kilométricas en la A-1, la principal vía de acceso a la capital española. La historia se ha vuelto a repetir hoy. El grueso de la hinchada ha madrugado para enfundarse en su camiseta y poner rumbo a la Copa. 250 autobuses de aficionados y cientos de turismos y furgonetas particulares han tomado las autopistas en dirección a la capital española. Sobre las 10.30 horas, las retenciones ya habían tomado la entrada de Burgos y después, se han desplazado hacia el sur de la comunidad, como inseparables compañeras de viaje de la hinchada, hasta Lerma. Allí había instalado un pequeño Athletic Hiria donde los aficionados han podido descansar y beber una cerveza fresquita con el himno rojiblanco sonando a toda máquina. Aunque muchos hinchas han optado por tomar recorridos alternativos y recorrer kilómetros de más para evitar las rutas más previsibles, sobre las cuatro de la tarde, las retenciones se han trasladado a los principales accesos a la capital, con retenciones de varios kilómetros en las A-1, A-6 y A-5.
Pero además, el viaje ha estado cargado de anécdotas desagradables para la hinchada. El recorrido ha estado plagado de controles de la Guardia Civil, que han sancionado a varios conductores con multas de hasta 80 euros en el alto de Somosierra por lucir banderines y otros motivos decorativos del Athletic en la carrocería. Las interrupciones del tráfico, sumadas a las caravanas provocadas tanto por las obras como por la densidad de vehículos, han desatado la indignación de los rojiblancos. Incluso se ha originado una pequeña bronca política. El Ministerio del Interior ha apostado al mediodía por "agilizar" el tránsito en la A-1 y ha suspendido poco después las obras. Tanto el PNV como el PP se han atribuído el mérito de la decisión, tras realizar un parlamentario en el Congreso Aitor Esteban y el popular Antonio Basagoiti sendas llamadas al ministro de Interior denunciando los atascos que estaban padeciendo los vizcaínos. El departamento de Interior ha agregado después que se ha querido satisfacer la petición del PP vasco, la de establecer un tráfico fluido en la zona para que el Instituto Armado pudiese activar un protocolo de circulación. Un portavoz del área también ha negado que las retenciones producidas esta mañana hayan estado motivadas por los controles, si no que estaban originados exclusivamente por las obras. En definitiva, lo que debía ser un viaje de cuatro horas se convirtió en una odisea de ocho, con multas incluidas y controles innecesarios.
Fuente: ElCorreo.com