Seat exeo st | Vizcaya | 9.519
«Aquí estoy, con 92 años, cuatro operaciones de cáncer y 17 sesiones de quimioterapia». Así responde al teléfono desde su despacho en la sede bilbaína de la DYA el doctor José Antonio Usparitza, que aspira a superar los 101 años que llegó a cumplir su madre. «Me están salvando los genes», asume, aunque confiesa que piensa en la muerte «todos los días». «Estoy viviendo de regalo». Viste con chaqueta y corbata y, pese al calor, lleva un chaleco de lana. Aunque su aspecto es inmejorable, dice con cierta modestia: «La fotografía exterior es aceptable, pero la radiografía interior es un desastre, desde la piel hasta las uñas de los pies». Ginecólogo de profesión y fundador de la DYA de Bilbao en 1966, el nonagenario ha traído al mundo a 26.621 bilbaínos, algunos conocidos como Ramón García, Patxi Alonso, el rector de la UPV, Iñaki Goirizelaia, y su hermana, la abogada Jone Goirizelaia, Patricia Gastañaga, Txetxu Ugalde... Cree que el secreto de su longevidad, además de la genética, es haber tenido «una vida de muy intenso trabajo», no exenta de «muchos problemas de salud». Ejerció su profesión médica en varias clínicas, entre ellas Valbuena, Usparitza e Indautxu, y fue pionero en la introducción del parto sin dolor. Ponía música relajante a las parturientas y llegó a acumular 5.000 discos de polivinilo importados. Su mujer, Puri, de 88 años, ha sido «practicante» y le ayudó en muchas operaciones. Ella también sufre algún achaque, aunque goza de «muy buen apetito, señal -dicen- de buena salud». Madrugador El doctor se despierta cada día a las cuatro de la mañana para dar el parte de la DYA por la radio. Su primera intervención es a las cinco menos cuarto de la mañana en Radio Euskadi y después interviene en otras cuatro emisoras comerciales, también los fines de semana. Para no quedarse dormido, acumula hasta «siete u ocho despertadores» en la mesilla de noche, dos programados a cada hora. Recuerda que viene hablando por la radio desde «la segunda quincena de marzo de 1964», ejemplo de que disfruta de una memoria prodigiosa. Para compensar, «una siesta de dos horas no me la quita nadie», así que por la sede de la DYA, en Alameda de San Mamés, no le esperan hasta las seis de la tarde. A veces llega conduciendo su propio coche. «Ahora llevo un 'Audi', pero he tenido 21 coches, entre ellos dos 'Mercedes'». El primero se lo regaló su padre, marino, por aprobar el curso, un 'Morris' del que recuerda hasta la matrícula, «11.783 de San Sebastián». «Saqué el carné de camión en la guerra en Zaragoza; recorría 80 kilómetros diarios». El día que se celebró el encuentro con EL CORREO, el doctor Usparitza planeaba entregar un botiquín «valorado en 12.000 pesetas» a una joven de 30 años que evitó un suicido: una mujer iba a lanzarse por el puente de La Salve. También tiene en mente un homenaje a un discapacitado de Bermeo que lleva cuatro años sin salir de casa porque vive en un cuarto sin ascensor, y los problemas de accesibilidad de las ambulancias en emergencia por las calles de Bilbao. Nunca ha cogido vacaciones y cita como sus vicios «el fútbol y el mar». Es el socio número 185 del Athletic. Entre las espinitas que le quedan en la vida está la de «no haber podido celebrar en los últimos 25 años un triunfo del Athletic». Además, posee una casa «a 20 metros del mar en pleamar» en Pedernales, en frente de la isla de Txatxarramendi, con un pantalán que ordenó construir para acceder desde casa a sus embarcaciones motoras y practicar «esquí acuático». Se conoce la carretera entre Bilbao y Pedernales como la palma de la mano. De camino, ha tenido que asistir a muchos accidentes, aunque nunca ha sufrido uno. Renovó el carné el año pasado y le dijeron que empezaba a perder oído, por lo que le recomendaron colocar un espejo retrovisor «con mayor campo de visión para compensar», aunque no lo llegó a usar. Días después visitó a un otorrino, al que, por cierto, trajo al mundo, y le quitó «unos tapones» que eran los que provocaban su sordera. «La ilusión de la DYA ha supuesto mucho». En la actualidad le preocupan «el voluntariado y la economía». La DYA cuenta con unos 60 trabajadores asalariados y 200 o 300 voluntarios. «No van a desaparecer, pero escasean. La juventud piensa que el ocio es importante a sabiendas de que corren riesgos, ha cambiado la mentalidad». Colaboró en las tragedias que han azotado a Vizcaya en los últimos años, entre ellas el accidente de avión del monte Oiz, donde murieron 149 viajeros y tripulantes. Llegó con otro médico hasta la ladera del monte y, «como había una niebla tan densa», se pusieron a caminar en busca del aparato siniestrado. «Tardamos dos horas en encontrarlo; he sido cazador, pero aquellas agujetas me duraron más que ninguna». Crítico incansable, dice siempre lo que piensa. El alcalde, Iñaki Azkuna, es uno de los destinatarios de sus famosas cartas de denuncia. «Soy sincero», alega. Fuente>>> https://www.elcorreo.com/vizcaya/v/20110619/vizcaya/hermoso-nacimiento-nino-20110619.html