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La Junta deberá cambiar 228 señales en sus trescientos kilómetros de autovías La Junta de Castilla y León deberá modificar, antes del 7 de marzo, 228 señales que actualmente prohiben circular a más de 120 por hora en sus 300 kilómetros de autovías -600 si se contemplan calzada de ida y calzada de vuelta- de titularidad autonómica, con el fin de adaptar las indicaciones verticales a la rebaja en la velocidad hasta el máximo de 110 por hora, aprobado por el Gobierno central.
Se trata de 102 kilómetros correspondientes a la autovía del Camino de Santiago (A-231), entre León y Burgos: cien en la autovía de Pinares (A-601), entre Valladolid y Segovia; catorce del ramal Toreno-Cubillos del Sil, de la Autovía Ponferrada-Villablino (A-631) y doce entre Palencia y Magaz de Pisuerga, en la A-610.
Una medida que se contempla desde la Consejería de Fomento, a pesar de que, según explicó el responsable de ese área, Antonio Silván, nadie ha informado de la técnica que deberá emplearse para variar los algoritmos de las señales, por lo que «no se sabe si habrá que emplear una pegatina plastificada, una imantada o variarlo con bolígrafo», ironizó el consejero.
Al respecto, consideró la idea planteada por el Ministerio de Fomento una «cortina de humo» y aprobada por el Ejecutivo, a la par que preguntó por qué no se tomaron medidas hace tres años cuando el precio del barril de Brent, de referencia para la fijación de precios de la gasolina, se situaba en 148 euros, cuando ahora se encuentra en 115 euros.
Malas pasadas
A juicio de Antonio Silván, la medida sirve para «evitar de que hablemos de los verdaderos problemas, y el más crítico es el del desempleo», a la par que se ampara «bajo el paraguas de un ficticio plan energético nacional, por el que se vuelve a la improvisación, a la limitación y a la prohibición».
Asimismo, Silván confió en «no ser alarmista», pero sí incidió en que «la improvisación juega malas pasadas», en referencia a que la resolución adoptada el pasado viernes en Consejo de Ministros, «se basa en un criterio económicista» y deja al margen, a su parecer, el de seguridad vial.
En este contexto, auguró un posible desplazamiento del tráfico desde las redes de alta capacidad a la red convencional, compuesta por las carreteras nacionales y de titularidad regional y local.
Preguntado sobre la posible rebaja en la iluminación en las grandes infraestructuras viarias, planteada por el ministro del ramo, José Blanco, el consejero consideró que se podría tratar de un globo sonda, si bien remarcó que «también podría tratarse de una medida que pasado mañana se toma y luego se retira», aludiendo a frecuentes cambios de opinión por parte del Ejecutivo central