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El desarrollo de los biocombustibles no deja de dar sorpresas. Un equipo de investigadores de la Universidad de Cádiz ha ideado un combustible que aprovecha los residuos resultantes de la fabricación de cerveza. El hallazgo, del que se hace eco el diario El Mundo, ha sido obra del equipo de investigación FQM-286: Alelopatía en plantas superiores y microorganismos, que dirige el catedrático Francisco Antonio Macías y que pertenece al programa andaluz del Campus de Excelencia Internacional Agroalimentario, en el que participan diversas universidades de dicha comunidad. El planteamiento es el siguiente: Para fabricar todos sus productos, la industria agroalimentaria genera cierta cantidad de residuos, y estos residuos contienen carbohidratos y proteínas que pueden ser quemados como combustible. De entre los muchos productos agroalimentarios, son los residuos resultantes de elaborar cerveza los que más potencial tienen de servir para tal fin, según el profesor José Manuel Igartuburu, miembro del grupo de investigación: “Se estima que el contenido mínimo en lípidos y carbohidratos que hace rentable este proceso se sitúa en un 5% y un 20% respectivamente; algo que sí nos da el bagazo o la cebadilla de cerveza”, explica. En concreto, interesa una sustancia rica en azúcares a la que se le podría añadir agua para funcionar como biocombustible. Igartuburu también señala que hasta ahora, el único uso para estos residuos era la fabricación de pienso para el ganado. De momento, el combustible solo ha sido probado en laboratorio. Los planes del equipo de la Universidad de Cádiz pasan por probar este combustible en una planta piloto, albergada en las instalaciones de alguna cervecera. Los investigadores no tienen dudas de que la industria estará interesada en ceder sus instalaciones: Al fin y al cabo, les van a ayudar a deshacerse de sus residuos. La utilización de productos agroalimentarios o bebidas alcohólicas para obtener combustible no es un experimento nuevo. Hace dos meses, National Geographic revelaba que unos químicos californianos están estudiando cómo aprovechar el zumo de las sandías rechazadas para el consumo humano. La idea partía del mismo concepto que el proyecto andaluz: Explotar los líquidos resultantes ricos en azúcares. Y este mismo año, un ciudadano de Kentucky fabricó su propio coche propulsado por whisky. Publicacion de la revista Autofacil