Seat exeo st | Vizcaya | 9.519
Los clásicos nunca mueren [img alt=Uno de los participantes aguarda el momento de la salida mientras recibe las últimas instrucciones de los responsables de la carrera.]https://static.deia.com/images/2011/05/01/rally_juan06_1.jpg
Uno de los participantes aguarda el momento de la salida mientras recibe las últimas instrucciones de los responsables de la carrera. (Juan Lazkano) Vista:
BILBAO. La segunda etapa del Rallystone 2011 volvió a permitir disfrutar a los bilbainos amantes de los coches clásicos que se acercaron hasta el Instituto Martín de Bertendona, nostálgicos y emocionados, con las joyas del asfalto que en otra época deslumbraron por su modernidad y, que hoy en día, gracias a la dedicación y el esfuerzo de estos amantes del motor, siguen rugiendo por las carreteras vascas.
En la línea de salida, mientras aguardaban su turno -cada participante sale con un minuto de separación- pilotos y copilotos hicieron balance de la primera jornada que acabó sin incidentes graves pero con algún que otro contratiempo, sobre todo en lo referente a despistes sobre el recorrido.
A pesar de que estaba previsto que la primera etapa concluyese alrededor de la media noche del viernes, los inconvenientes surgidos durante la competición alteraron los planes de muchos. "Hemos llegado justo antes de las dos de la mañana a Bilbao porque nos hemos perdido primero por la zona de Gernika y después por Arratia", reconocieron Iván Eguskiza y Óscar Padilla, que pilotan un BMW E 21 de 1982 y que acusaron el cansancio ayer por la mañana después de tener pocas horas para dormir. "Es duro pero hay que aguantar porque la etapa de hoy (por el sábado) es la más larga y dura", señalaron.
Otros de los que sufrieron en primera persona las complejidades que entraña participar en este rally fueron Diego García y Juan María García a los que la suerte no les acompañó en ningún momento. "Hemos tenido dos pinchazos a la altura de Morga y eso nos ha retrasado mucho", explicaron mientras ultimaban la puesta apunto de su BMW 318 de 1982
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