Un clásico para diario
El Mazda MX-5 es un viejo conocido del mercado español, ya que en sus tres generaciones ha reunido mejor que ningún otro modelo la esencia de Mazda: coches divertidos y diferentes, pero no caros ni extravagantes. Por eso agradecemos cada vez que la marca nos presta uno de estos coches para su prueba.
Está claro que no es el invierno el mejor momento para testar un descapotable, pero al menos no estamos en Soria, y el sol de invierno en Valencia si permite de vez en cuando bajar la capota, o mejor dicho, el techo retráctil que equipa este modelo.
Techo o lona
Que nadie se preocupe por este detalle. el techo de este biplaza es tan pequeño que no supone un mayor peso relevante, y los puristas pueden comprar la versión con techo de lona. Pero si queremos mejorar el comportamiento de este coche a base de reducir peso lo mejor será cumplir con los cometidos que nos marcamos a principios de año y olvidamos de los dulces, ya que con 1.150 kilogramos este coche está muy cerca de ser un peso pluma.
Retoques en la línea
El exterior tiene algunos nuevos detalles. los paragolpes tiene unas tomas verticales para alojar los antinieblas y la toma central «sonríe» de manera más acusada que en las primeras unidades de esta nueva generación. Nos ponemos tras el volante.
El espacio, se lo pueden imaginar por el contenido tamaño del coche, es reducido, pero el entorno es muy cómodo. Buenos asientos con suficiente regulación y un diseño de los paneles de las puertas y el salpicadero que se mejoró en ergonomía para dar lugar a más huecos portaobjetos y vacía bolsillos, importantes en un coche que se disfruta conduciendo.
El techo se abre y se cierra en pocos segundos con pulsar un botón, y es tan pequeño que se aloja detrás de los ocupantes, no en el maletero, así que el pequeño volumen de 150 litros sigue inalterado. Para aprovechar mejor su capacidad mejor contar con bolsa blandas, aunque en su descargo hemos ido con pareja hasta una boda con el equipaje necesario para un largo fin de semana, apretadito eso sí.
Arrancamos el cuatro cilindros de 1,8 litros y 126 CV. Tiene una caja manual de 5 marchas, casi ínusual en los tiempos que corren, pero al menos no está enfocada al mínimo consumo, sino a extraer la quintaesencia del motor por medio de su tracción trasera, con cierta diversión.
Ágil y dinámico
Desde los primeros giros la dirección directa y el cambio cortito nos permiten sentirnos como en un mini-deportivo, que es de lo que se trata. El coche responde con fidelidad a nuestros impulsos y se convierte en uno de los cabrios más divertidos, nada que ver con los coupé cabrio de cuatro plazas de grandes inercias al volante. Nos atrevemos circular descapotados apenas unos minutos para comprobar su protección frente al aire, bastante correcta.
Tendremos que hacer como los ingleses, ponernos una gorra, una bufanda y enfundarnos unos guantes para disfrutar a cielo abierto ya que, aunque el sol engañe con sus rayos, una vez en marcha el viento fresco nos puede llevar a la farmacia más próxima.
Un vistazo al precio nos deja con una tarifa de 25.550 euros. Pocos coches de este precio son tan bonitos y agradables de conducir como éste.
La casa japonesa está desarrollando la cuarta generación MX-5 que, con toda lógica, tendrá el nombre en código ND. Se trata de un modelo más ligero, con motores turbo de baja cilindrada y un tamaño similar al MX-5 actual, en el que primará la agilidad y la conducción. Será un paso más para mantener viva la herencia del modelo original, salvaguardada ya por tres generaciones del dos plazas más vendido del mundo.
Fuente>>> https://www.lasprovincias.es/v/20120112/motor/clasico-para-diario-20120112.html
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