Seat exeo | Zaragoza | 6.175
El subviraje es producido por la tendencia que tienen todos los coches a seguir rectos cuando llegan a una curva. Si al entrar en la curva, el giro que realiza el coche es más abierto que el de la curva, el coche se acabará saliendo fuera de la calzada antes de completar el giro.
Más simplificado. Llegas a una curva cerrada y giras, pero en plena curva tienes la sensación de que el giro lleva una trayectoria diferente a la de la carretera, como si hubieses girado poco el volante. Pruebas a girar más, pero la trayectoria es la misma, el volante da la sensación de que flota y el coche no gira más. Tu coche está subvirando, o más coloquialmente, se va de morro.
Una de las causas más habituales de que se produzca el subviraje, es que cuando estamos en la curva, intentamos acelerar con más fuerza de la que debiéramos, y el coche no es capaz de girar y acelerar al mismo tiempo.
Otros motivos, más propios del coche, son una presión inadecuada en los neumáticos, elementos de suspensión delanteros más duros que los traseros, una menor altura de la parte delantera del coche con respecto a la trasera o una incorrecta alineación de la dirección.
Si por el contrario, cuando entramos girando en la curva, el giro que realiza el coche es más cerrado que el de la curva y el morro comienza a apuntar cara un punto anterior a la salida de la curva.
Otra forma de verlo. Comienzas a girar y te da la sensación que la parte trasera del coche intenta adelantar al morro. El efecto continua, y si es fuerte, muy posiblemente acabarás haciendo un trompo y tu coche quedará apuntando a la dirección contraria a la que circulabas. El efecto que ha provocado que hagas ese trompo es el sobreviraje, y se puede decir que tu coche se ha ido de atrás o de culo.
El motivo más común del sobreviraje es frenar bruscamente cuando el coche gira, y otros motivos ajenos a la conducción pueden ser de nuevo la presión incorrecta o una suspensión trasera mucho más dura que la delantera.
En otros ámbitos como la competición, se suele provocar sobreviraje frenando con el pie izquierdo justo antes de la entrada de la curva, para intentar colocar el coche en esta. En carretera abierta, además de peligrosa, esta maniobra carece de sentido.
Tanto el subviraje como el sobreviraje se pueden corregir gracias a ciertos pasos a seguir por parte del conductor.
Hasta ahora sólo habíamos visto como corregir el subviraje y sobreviraje mediante una pequeña variación del hinchado de nuestros neumáticos. El problema surge cuando estos efectos son muy acusados, o cuando aparecen en una situación inesperada.
Los pasos a seguir para su corrección depende mucho de cual sea la causa que los origina, como una fuerte frenada o entrar en una curva excesivamente rápido, y de si nuestro vehículo es de tracción delantera o trasera.
Estas técnicas no deben ser vistas como exclusivas para la competición o para conductores que circulan rápido, ya que corregir una reacción inesperada del vehículo tras un despiste o un charco en la carretera, no es un tema de deportividad, sino de seguridad.
Empezaremos tratando los casos en los que el coche subvira, es decir, se va de morro. La causa más habitual es el exceso de velocidad al llegar a una curva. Ante esta situación, procederemos a levantar el pié del acelerador, para intentar restar velocidad al vehículo. Si esto es insuficiente, frenaremos ligeramente hasta que el subviraje desaparezca.
Por el contrario, si el subviraje se produce por frenar con el coche en apoyo, deberemos, al mismo tiempo que dejamos de frenar, girar más el volante para encaminar al coche correctamente en la curva.
Otra situación que se da frecuentemente en los vehículos de tracción delantera es que, cuando estamos en plena curva sobre una carretera con el pavimento mojado o de baja adherencia, el coche pierde tracción al acelerar. En este caso, la solución es bien sencilla, ya que bastará con levantar el pié del acelerador.
En cuanto al sobreviraje, la forma de proceder con el volante y acelerador en distinta dependiendo del tipo de tracción del vehículo. De todos modos, en ambos casos habrá que realizar contravolante, que consiste en girar las ruedas del coche hacia el lado al que nos deslizamos. Cuando notemos que se ha recuperado la adherencia en el eje trasero, deberemos girar el volante hasta devolver a la dirección a su posición inicial, evitando de esta forma posibles bandazos.
Uno de los casos más comunes de sobreviraje es el exceso de aceleración en curva con un tracción trasera. La solución es, al mismo tiempo que hacemos contravolante, ir soltando gas progresivamente hasta llegar a un punto en el que sólo estemos acelerando suavemente, pero sin llegar nunca al punto de dejar de pisar el acelerador.
Un caso común a los tracción delantera y trasera, es cuando se produce un sobreviraje por frenar de forma fuerte en plena curva. Aquí, la solución será en ambos casos acelerar de forma suave y progresiva al mismo tiempo que hacemos contravolante.
Por último, veremos el caso en el que se produce el sobreviraje por levantar totalmente el pié del acelerador en pleno apoyo. En esta situación, deberemos hacer contravolante al mismo tiempo que aceleramos suavemente en el caso de un tracción trasera, mientras que si es un delantera, actuaremos de la misma forma pero acelerando a fondo, hasta recuperar la adherencia en el eje posterior y deshacer entonces el contravolante