El Seat Mii supone el regreso al segmento de los vehículos urbanos de la marca española. En esta ocasión se tiene que ver las caras con uno de sus principales rivales, el Citroën C1. El objetivo prioritario de este enfrentamiento es descubrir si vale más lo nuevo o lo viejo conocido.
El Seat Mii es el primer vehículo urbano de Seat desde que el Arosa se dejó de vender en 2004. Toma como base al VW up! (en realidad, salvo por diseño y detalles de materiales o equipamiento, son modelos clásicos. Al igual que el Skoda Citigo) y está dispuesto a recuperar una posición de privilegio en la ciudad.
Para comprobar a qué nivel se sitúa, lo voy a enfrentar con uno de los modelos más consagrados de la categoría, el Citroën C1, que por precio, estilo y configuración es un oponente más que apropiado para la primera batalla que el Seat Mii debe librar.
Lo normal en este tipo de automóviles es que se muevan por la ciudad, por ello he escogido las variantes de gasolina menos potentes, que son suficientemente enérgicas para desenvolverse con soltura entre semáforos y cuyo consumo no se dispara en exceso con tanta parada y arranque en los atascos. En ambos casos se trata de bloques tricilíndricos en torno a los 60 CV (en el Citroën C1 es la única alternativa disponible).
Antes de arrancar, intento encontrar una buena postura de conducción. Me cuesta más en el C1, no porque el volante no se pueda regular en profundidad (en el Mii tampoco), sino porque el asiento es fijo y no puedo modificar su altura, algo que el Seat sí permite.
Ya en marcha, voy cayendo en la cuenta de algunos detalles. El primero es que ambos ofrecen elevalunas eléctrico delantero de serie, pero por aquello de ahorrar costes ninguno de los dos te permite bajar la ventanilla del acompañante desde la posición del conductor, así que tienes que hacer uso de tu 'gachetobrazo', estirarlo hasta la puerta contraria y presionar el correspondiente botón. No hace falta que te diga que, aunque son coches estrechos y no es excesivamente complicado hacerlo, resulta un verdadero incordio.
Al girar en calles angostas y en las incorporaciones llego a otra conclusión: me gusta más el formato de ventanilla trasera del Mii que el del C1, cuyo pilar C tan ancho empeora la visibilidad circular.
Al analizar la respuesta de los motores, veo que los dos son eclécticos, pero al Seat Mii le cunde menos su mecánica de un litro. Es cierto que rinde una potencia ocho caballos inferior, pero eso no justifica que en el momento de emprender la marcha sea tan perezoso y que a medio régimen no se muestre tan vivo como su rival. Aunque con sus tres cilindros trabajando a destajo, cerca de la zona roja del cuentavueltas, demuestra tener más efectividad. Eso explica que sea más rápido tanto en alcanzar los 100 km/h (tarda 1,2 segundos menos que el Citroën) como en cubrir los primeros 400 metros (19,7 frente a 20,4). Además, el Seat es mucho menos ruidoso y no transmite tantas vibraciones al interior.
En cuanto al consumo no hay diferencias, los dos se conforman con una media de unos cinco litros. Es posible que la versión E-Ecomotive del Seat Mii (400 euros más cara), con Start-Stop (en el C1 no está disponible ni en opción) le hubiera ayudado a ganar en este apartado.
Cuando los pruebo en las curvas aprovecho para apretarles las tuercas y descubrir si sus chasis dan para algo más que para circular entre rotondas. El C1, como es habitual en la mayoría de modelos de Citroën, prefiere aportar algo más de confort que firmeza y en un urbano eso está más justificado que nunca. El Seat Mii también resulta bastante cómodo, pero en estas curvas he podido ver que, además, gracias a su batalla más larga y a su buena puesta a punto, se mueve con más soltura. Su dirección es precisa y la suspensión más equilibrada.
Por otro lado, del C1 me gusta su volante de pequeño diámetro. Gracias a él es todo un ratón de ciudad que se mueve entre carriles con agilidad. Aunque no es tan convincente el tacto del cambio manual de cinco velocidades, cuya palanca es tan larga como sus recorridos. Además, su manejo es algo tosco y las marchas no terminan de entrar con finura.
Una vez parado, aprovecho para analizar los habitáculos de estos pequeños ciudadanos. Al pasar a las plazas traseras, veo que ninguno monta asientos con memoria, es decir, que al replegarlos para acceder a la segunda fila no guardan la misma posición en que estaban. Una vez aquí compruebo con sorpresa que, pese a que el C1 tiene menos batalla (-80 mm), la cinta métrica demuestra que es tan amplio por dentro como el moderno Seat Mii, que presume precisamente de ir sobrado en este aspecto gracias a su configuración similar a la de un monovolumen. El Citroën ofrece incluso algo más de espacio para las rodillas.
En seguridad, el urbano español es mucho más recomendable. No solo porque esta versión Style monte el control de estabilidad de serie (en el C1 es una opción de 435 euros), sino porque está a la última con dispositivos como el 'City Safety', que cuesta 225 euros y detiene el coche en caso de colisión inminente si el conductor no ha actuado antes y circula por debajo de 30 km/h.
En general, el Seat Mii está mejor equipado que el Citroën C1, pero también es más caro. El español está disponible desde 8.690 euros, mientras que el francés más económico cuesta 7.380
Mas Información y Fuente>>> https://www.autobild.es/pruebas/seat-mii-contra-citroen-c1-177403